Es indispensable el conocimiento del recurso suelo en el saber de las profesiones del sector agropecuario, ya que este es el responsable del sostenimiento de la vida terrestre, cobra vital importancia el concepto de cuidarlo manteniendo y mejorando su fertilidad.
Actualmente, la preocupación a nivel mundial por este recurso y por el medio ambiente ha generado la toma de conciencia y la adopción de tecnologías y mecanismos que permitan la estabilidad y sostenibilidad de los sistemas productivos agrícolas y pecuarios.
La producción agrícola y pecuaria debe tener sus cimientos en el aprovechamiento de los recursos disponibles (suelo y agua), respetando el medio ambiente, razón por la que se debe obtener un adecuado conocimiento de las propiedades físicas, hídricas, químicas y biológicas del suelo que ayuden a no seguir cometiendo errores como los que han acarreado manejos convencionales enfocados en la revolución verde, mecanización excesiva, erosión, compactación, pérdida de materia orgánica, entre otros, y sistemas productivos copiados de otras latitudes, donde tienen diferentes condiciones agroecológicas a las de la zona tropical.
Estudio morfológico de suelos a través de calicatas
El estudio morfológico de un suelo exige la apertura de una calicata, que es una excavación de escasa profundidad en estudios agrícolas, se hace en un terreno para explorar la naturaleza y características de las capas superficiales del mismo.
Generalmente, la calicata se hace de unas dimensiones de 1 x1 x 1.50 a 2 m de profundidad, profundidad tal que permita llegar a conocer la organización del suelo como un todo, su génesis y su respuesta frente a diversos usos, además que permita evaluar ciertas características del medio donde se sembrarán los cultivos y tomar las decisiones para una mejor productividad (Portas et al, 1999). El mínimo de espesor del corte que es adecuado, es aquel que permita observar el solum (horizontes A y B), puesto que él es el que guarda el registro de la pedogénesis (Jaramillo, 2011).
Al abrir una calicata hay que tomar criterios respetuosos con el suelo a rehabilitar una vez acabado el estudio. La excavación se realiza de modo que la calicata quede orientada para recibir la luz solar sin sombras en ningún momento del día, y el frente sea lo más vertical posible (perfil del suelo), evitado colocar tierra encima de este frente, o alterar la vegetación natural o el cultivo para que se puedan tomar fotografías de calidad (Portas et al, 1999; Jaramillo, 2011).
Horizontes y capas maestros del suelo
El Soil Survey Division Staf (SSDS, 1993) definió seis horizontes o capas maestras en el suelo, los cuales simbolizo con las letras mayúsculas: O, A, E, B, C y R. Posteriormente, el Soil Survey Division Staf (SSDS, 1998) adicionó el símbolo W a la lista anterior para indicar la presencia de capas de agua dentro del suelo, el SSDS incorporó la letra L para designar capas límnicas, es decir, de materiales sedimentarios orgánicos o inorgánicos depositados o derivados de organismos acuáticos, y el SSDS (2006) añadió la M para designar capas superficiales continuas y horizontalmente orientadas de materiales elaborados por el hombre y que son impedimento para el desarrollo radicular (Jaramillo, 2011).
Estas son, según Jaramillo (2011), la organización de capas u horizontes del suelo:
- Horizonte O: son horizontes orgánicos desprovistos de materia mineral.
- Horizonte A: son horizontes órgano-minerales, es decir, más o menos ricos en materia orgánica y mineral.
- Horizonte E: son horizontes de lavado en el que los minerales más fáciles de descomponer por la acción del clima, organismos y materia orgánica, desprenden partículas (limos, arcilla, moléculas orgánicas, nutrientes) al siguiente horizonte.
- Horizonte B: son horizontes minerales edafizados, es decir, muy afectados por los procesos que ocurren en el suelo.
- Horizontes C: son horizontes poco edafizados en donde puede discernirse la estructura de la roca o material parental de la que proceden los suelos.
- Horizonte R: son horizontes conformados por la roca madre dura o poco o no alterada.
Figura 1. Calicatas de suelos en Colombia. 1a. Perfil de un suelo Andisol, municipio de San Pedro de los Milagros, Antioquia. 1b. Perfil de un suelo Oxisol, municipio de Caucasia, Antioquia. 1c. Perfil de un suelo Entisol, municipio de Acandí, Chocó (Darién chocoano). 1d. Perfil de un suelo Inceptisol, municipio de Carepa, Antioquia (Darién antioqueño).
Figura 2. Análisis del perfil del suelo para el establecimiento de pastos y forrajes. Gómez Plata, Antioquia.
La materia orgánica “estrategia para la recuperación de suelos degradados”
Sobre la base del contenido de materia orgánica, los suelos están caracterizados como minerales y orgánicos; los suelos minerales son aquellos que contienen de un 20 a 30% de materia orgánica (MO), por el contrario, los suelos orgánicos contienen 80% o más contenido en MO.
Mucha de la materia orgánica del suelo procede de los tejidos vegetales y de tejidos animales. Contiene C, H y O predominantemente, pero también aporta S, N, P, K, Ca, Mg y microelementos.
La materia orgánica del suelo es la fuente primaria de nutrientes para los vegetales. Cuando los residuos vegetales y animales son adicionados al suelo, varios componentes orgánicos se someten a procesos de descomposición. Azúcares, almidones y proteínas son descompuestos rápidamente, mientras que la celulosa, grasas, ceras, y ligninas son descompuestos lentamente; la lignina se descompone muy lentamente (Prasad y Power, 1997).
Desde el punto de vista netamente práctico, en la utilización sostenible del suelo, la materia orgánica puede considerarse como el principal componente sólido que posee este recurso natural, ya que se relaciona con los propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo (Jaramillo, 2011).
Figura 3. Procedencia y dinámica de la materia orgánica del suelo.
En la figura 2, se puede observar que la materia orgánica de los suelos agrícolas proviene de los residuos de los cultivos, de las excreciones metabólicas de estos y de los abonos orgánicos (estiércoles, purines, compost, entre otros) que se aportan al sistema.
Esta materia orgánica que se pueda calificar de fresca, se incorpora al suelo, ya sea directamente (las raíces), ya sea mediante las operaciones culturales que se lleven a cabo, y evoluciona fundamentalmente por la acción de una pequeña fracción de la materia orgánica propia del suelo no representa más del 1 a 2 % del total de esta, denominada biomasa edáfica.Es un conjunto bioquímicamente activo, lo constituyen microorganismos, microfauna (sobre todo gusanos), y también algunas enzimas extracelulares.
La evolución de la materia orgánica fresca pasa por unos estadios intermedios de corta duración y conduce a la formación de dos tipos de sustancias (proceso de mineralización): unas constituidas por moléculas muy simples como CO2, H2O, NH3+, NH4+, entre otras. El segundo tipo de sustancias está integrado por macromoléculas orgánicas muy complejas y heterogéneas denominadas humus o sustancias húmicas (proceso de humificación). El humus es relativamente refractario a la acción de la biomasa y por ello se le denomina también materia orgánica estable (Saña et al, 1996; Prasad y Power, 1997; Jaramillo; 2011).
Por Juan Manuel Rojo Bedoya, Zootecnista, MSc. Animales línea de Nutrición de Rumiantes, de la Universidad de Antioquia.